La democracia y la propiedad privada de los medios de producción.

Es el propio desarrollo de la democracia el que cuestiona la propiedad privada de los medios de producción, como obstáculo para una consolidación de la democracia, para una consolidación tal que no sea, para las masas populares, tan sólo de carácter formal.
* Vladimir I. Lenin. Obras escogidas en doce tomos, Editorial Progreso, Moscú 1975, t. III, p. 13.
** Ibid, p. 33.

Este es el modo dialéctico de razonar de Lenin: después de haber afirmado que, por un lado, la revolución democrático-burguesa es más ventajosa para la burguesía, aunque también lo es para el proletariado, inmediatamente dice que ella es, en realidad, más ventajosa para el proletariado que para la burguesía, porque la burguesía debe temer el desarrollo de su propia revolución, debe temer un desarrollo que pone en peligro el poder y la propiedad privada. El proletariado en cambio extrae de ella la posibilidad de avanzar hacia el socialismo. Y Lenin afirma: "Por eso, la revolución burguesa es beneficiosa en extremo para el proletariado. La revolución burguesa es absolutamente necesaria para los intereses del proletariado. Cuanto más profunda, decidida y consecuente sea la revolución burguesa, tanto más garantizada se hallará la lucha del proletariado contra la burguesía, por el socialismo".*
Ibid., p. 34.

He aquí la relación democracia-socialismo, el desarrollo de la democracia, aun dentro de los límites burgueses, como condición de lucha y de pasaje al socialismo. "Esta conclusión puede parecer nueva o extraña y paradójica, únicamente a los que ignoran el abecé del socialismo científico, y de esta conclusión, dicho sea de paso, se desprende asimismo la tesis de que, en cierto sentido, la revolución burguesa es más beneficiosa para el proletariado que para la burguesía.

 He aquí, justamente, en qué sentido es indiscutible esta tesis: a la burguesía le conviene apoyarse en algunas de las supervivencias del pasado contra el proletariado, por ejemplo en la monarquía, en el ejército permanente, etc. A la burguesía le conviene que la revolución burguesa no barra con demasiada resolución todas las supervivencias del pasado, sino que deje en pie algunas de ellas; es decir, que esta revolución no sea del todo consecuente, que no se lleve hasta el final, que no sea decidida e implacable. Los socialdemócratas expresan e menudo esta idea de un modo algo distinto, diciendo que la burguesía se traiciona a sí misma, que la burguesía traiciona la causa de la libertad, que la burguesía es incapaz de una democracia consecuente. A la burguesía le conviene más que los cambios necesarios en un sentido democrático-burgués se produzcan con mayor lentitud, de manera más paulatina y cautelosa; de un modo menos resuelto, mediante reformas y no por medio de la revolución; que estos cambios sean lo más prudentes posibles con respecto a las "honorables" instituciones de la época del feudalismo (tales como la monarquía), que estos cambios desarrollen lo menos posible la acción independiente, la iniciativa y la energía revolucionarias del pueblo sencillo, es decir, de los campesinos y principalmente de los obreros... "* (Lenin se refiere a las reformas concedidas desde arriba, para desviar el desarrollo consecuente de la revolución. No habla aquí de las reformas que el proletariado propone como elemento integrante de su lucha revolucionaria).
* Ibid., p. 34-35.

Aquí está en Lenin la afirmación de que existen diversos tipos de democracia aun en el ámbito burgués y que tiene importantes consecuencias para el proletariado el tipo de democracia burguesa que se realiza. Esto depende, en gran medida, de la presencia del proletariado, del papel que el proletariado asume en el proceso de la revolución democrático-burguesa. De aquí otras afirmaciones suyas: "La situación misma de la burguesía, como clase en la sociedad capitalista, es causa ineludible de su inconsecuencia en la revolución democrática. La situación misma del proletariado, como clase, le obliga a ser demócrata consecuente. Temerosa del progreso democrático, que amenaza con el fortalecimiento del proletariado, la burguesía vuelve la vista atrás. El proletariado no tiene nada que perder, más que sus cadenas; tiene, en cambio, un mundo que ganar mediante la democracia. Por eso, cuanto más consecuente es la revolución burguesa en sus transformaciones democráticas, menos se limita a lo que beneficia exclusivamente a la burguesía. Cuanto más consecuente es la revolución burguesa, tanto más garantiza las ventajas del proletariado y de los campesinos en la revolución democrática.
"El marxismo no enseña al proletariado a quedarse al margen de la revolución burguesa, a no participar en ella, a entregar su dirección a la burguesía; por el contrario, le enseña a participar en ella del modo más enérgico y luchar con la mayor decisión por la democracia proletaria consecuente, por llevar la revolución hasta el fin... " *
Ibid., p. 35-36.





Luciano Gruppi *
* 1978 El concepto de Hegemonía en Gramsci (México: Ediciones de Cultura Popular). Caps. I y V. Págs. 7-24 y 89-111 respectivamente.


Documento ordenado y corregido por Carlos Toledolabarca.